jueves, 22 de agosto de 2013

Siempre ahí, nunca paras. Ni un pasito más, ni un pasito menos. Ahí, a mi lado. O en la vereda de en frete, o a unas cuadras. A veces te vas, pero otras volves. Nunca se sabe dónde estás pero estás. Sos tan lindo, tan tonto, tan pensativo, chiquito, grande, cerrado, abierto, uno, muchos, ramas, hojas y seguís y seguís. Sos nubes, cielo, espacio, estrellas, planetas, sol, luna, y no sos nada.
Estás ahí, pero estás allá. Venís, pero te vas. Caminas, pero corres, trotas, saltas, caminas.
Sos tanto y nada.
Sos algo.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Toco tu boca, con un dedo toco tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, como soberana libertad elegida por mi para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando a penas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.